martes, 2 de noviembre de 2010

HASTA SIEMPRE ANTONIO

Foto: Alfonso Donoso
Decía siempre mi abuelo que las personas para ser queridas y respetadas no necesitaban ocupar cargos de relevancia, no necesitaban ser muy conocidos sino que, simplemente, debían ser humildes y agradables para cuantas personas lo conocieran.
Foto: Juan A. Moreno










Eso precisamente le ocurría a Antonio, nuestro cocinero. Ayer, sin llamar la atención, en silencio, no dejándose notar, como él siempre lo hacía, se nos fue para siempre. Creo yo, y es una creencia mía, que Dios tiene necesidad de un gran cocinero, seguramente los fogones del cielo tienen necesidad de un hombre ejemplar en lo humano y en lo profesional. Estoy seguro que ese "solomillo" que él preparaba empezará a formar parte del exquisito menú que diariamente Antonio preparará allí donde se encuentre. Hoy todavía no he sido consciente de la gran pérdida que hemos sufrido, pero a buen seguro lo empezaré a ser a partir de mañana, cuando me tenga que hacer a la idea que ese sencillo hombre que día a día me preguntaba cuántos filetes me ponía o cuantas croquetas me echaba ya no volveré a verlo, ya no podré jamás insistirle en que me tratara sin tanto respeto, que me hablara de tú a tú... Y es que ¡no había forma!, por mucho que le insistieras, Antonio mantenía como lema primordial la exquisitez en el trato, la humildad en el diálogo y el consentimiento a todo cuanto le solicitaras.



Foto: Juan A. Moreno
Sí, creo que mi abuelo llevaba mucha, pero que mucha razón. Antonio no necesitó de grandes posiciones, de magníficos discursos, de privilegiadas oportunidades para demostrar lo GRANDE que se pude llegar a ser como persona. Me queda el gran pesar de que durante la comida de Navidad estuvise sentado, siendo él, en esa ocasión, el servido. Era superior a sus fuerzas, no podía dejar de servir a los demás, aún a sabiendas de que en esa ocasión éramos todos una gran familia de compañeros de centro.

Ya comprendo como podían salirle los platos tan sabrosos: humildad, servicio, sencillez, educación... con todos estos ingredientes ¿quién no consigue aliñar buenos "platos"?
Sé que Encarni, su inseparable ayudante, sabrá dar continuidad a la calidad de los menús que con tanto cariño preparaba para sus niños y niñas del comedor y lógicamente sé también que será la que más lo eche de menos en los momentos difíciles. Espero que no se preocupe porque ella sabe que cuántos formamos el equipo de comedor siempre estamos dispuestos a ayudar en lo que sea necesario.

Foto: Juan A. Moreno
Seguir escribiendo de Antonio es fácil, quizás lo difícil sea ser igual de auténtico como él. Si queremos ejemplos para aprender a ser buena gente hoy se nos ha marchado uno muy grande. Antonio se ha marchado, su vida y su ejemplo queda en nuestros corazones para siempre. Un gran maestro de la vida, un gran cocinero, un gran hombre.

Sirva esta entrada y la oración que canta el coro "LOS REALES", tu coro, como un sencillo homenaje a tu persona.

¡Hasta siempre Antonio, hasta siempre amigo! ¡Mil millones de gracias por cuánto hemos aprendido y disfrutado de ti!


Texto: Alfonso Donoso Barella

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